México.- Lo que se presentó como la gran solución al desabasto de medicamentos en México terminó siendo solo una bodega con nombre de farmacia. La llamada Megafarmacia del Bienestar, inaugurada en diciembre de 2023 por el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador, nunca funcionó como un verdadero centro de distribución, pese a las promesas oficiales.
Según la evaluación socioeconómica del Centro Federal de Almacenamiento y Distribución de Insumos para la Salud (Cefedis), el proyecto fue concebido únicamente para concentrar los medicamentos de cinco almacenes de Birmex en el Estado de México. Su función principal era almacenar y preparar pedidos, no distribuir ni surtir recetas a la población.
De hecho, Birmex confirmó oficialmente en noviembre de 2024 que la Megafarmacia “no surte recetas médicas”, dejando claro que su papel se limita al resguardo de insumos y no a la atención directa de pacientes, como se había prometido al momento de su apertura.
Durante los primeros meses de operación, la Megafarmacia recibió más de 12 mil llamadas de personas que buscaban medicamentos inexistentes en hospitales públicos. Sin embargo, solo 67 solicitudes fueron atendidas. Cuatro meses después, la cifra aumentó a 341 recetas surtidas, y para julio de 2024, apenas 1,155 en todo el país, lo que equivale a seis recetas diarias.
Pese a su tamaño y al discurso presidencial que aseguraba que los medicamentos llegarían en menos de 48 horas a cualquier punto del país, el proyecto nunca logró abastecer al sistema de salud.
La Megafarmacia no adquirió nuevos medicamentos para su operación. En su lugar, el gobierno ordenó que el IMSS, ISSSTE e IMSS-Bienestar transfirieran parte de sus propias compras consolidadas. En total, se desviaron más de 2.4 millones de piezas para llenar el almacén de Huehuetoca.
En abril de 2024, también se retiraron medicamentos de otras dependencias como el Cenaprece y el Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva, lo que agravó el desabasto en hospitales y clínicas públicas.
Documentos de Birmex confirmaron que, hasta abril de 2024, el IMSS aportó 816 claves de medicamentos y IMSS-Bienestar 379, mientras que los centros de salud federales perdieron más de 50 millones de piezas para llenar los estantes del nuevo almacén.
Para llenar la bodega, se enviaron productos básicos y de bajo costo, muchos de ellos sin relación con las necesidades urgentes del sistema de salud. Entre los insumos predominaban ácido fólico, condones, gel lubricante, electrolitos orales, gasas y agua inyectable, artículos que difícilmente representarían una emergencia médica.
Durante su presentación, el expresidente López Obrador ironizó diciendo que la Megafarmacia tendría “Vitacilina, Emulsión de Scott y Pomada de la Campana”, pero la realidad fue que nunca contó con el abasto prometido de medicamentos especializados.
A casi un año de su inauguración, la Megafarmacia del Bienestar no resolvió el desabasto, no distribuyó medicamentos directamente y no operó como una red nacional de apoyo, como se aseguró en 2023.
Su creación centralizó medicamentos de otras instituciones, dejando a muchos hospitales con menos insumos y evidenciando que la promesa de acabar con el desabasto fue solo un discurso político.








































































