Con un espectáculo cargado de simbolismo, poderío militar y un fuerte mensaje político, el presidente de China, Xi Jinping, presidió este miércoles un imponente desfile en la histórica plaza de Tiananmén. Aviones de combate, misiles, tanques, soldados marchando al unísono y hasta 80 cañonazos marcaron el tono de una jornada que buscó mucho más que conmemorar el fin de la Segunda Guerra Mundial: fue una clara advertencia a Occidente.
Flanqueado por el presidente ruso Vladimir Putin y el líder norcoreano Kim Jong-un, Xi pronunció un discurso desafiante en el que defendió la soberanía china y condenó las presiones extranjeras.
“La nación china es una gran nación que no teme a la tiranía y se mantiene firme sobre sus propios pies”, afirmó, vestido con un traje de estilo Mao.
Misiles, palomas y propaganda
El desfile no escatimó en espectáculo. Más de 80.000 globos y palomas fueron liberados, mientras decenas de miles de personas agitaban banderas chinas desde las gradas.
Desde una limusina Bandera Roja, Xi pasó revista a las tropas, gritando “¡Saludos, camaradas!” y recibiendo vítores sincronizados: “¡Sigan al Partido! ¡Luchen para ganar!”.
Entre las novedades militares se destacaron drones submarinos, cazas no tripulados y nuevos misiles, mostrando el avance tecnológico del Ejército Popular de Liberación.
Un desfile con (poca) presencia occidental
Ausentes los líderes de las principales democracias, la tribuna estuvo dominada por países aliados de China. Además de Rusia y Corea del Norte, estuvieron presentes autoridades de Irán, Pakistán y naciones de Asia Central.
“Xi busca posicionar a China como una potencia mundial central, reescribiendo las reglas del sistema global a su favor”, explicó Ryan Hass, del Brookings Institution.
Desde Washington, el expresidente Donald Trump criticó el evento, acusando a Xi de ignorar la ayuda estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial, y lanzó un comentario sarcástico:
“Transmitan mis más cálidos saludos a Vladimir Putin y a Kim Jong-un, mientras conspiran contra Estados Unidos”.
El Kremlin negó cualquier conspiración, respondiendo: “Nadie tiene el deseo ni el tiempo para esto”, según Dmitri Peskov, portavoz de Putin.
¿Un mensaje a Taiwán?
Aunque Xi no mencionó directamente a Taiwán, su advertencia sobre la defensa de la soberanía nacional e integridad territorial fue interpretada como un mensaje claro.
“El Ejército Popular de Liberación siempre ha sido una fuerza heroica en la que el pueblo puede confiar”, declaró.
El desfile se produce en un contexto de tensiones crecientes con Estados Unidos por el apoyo a Taiwán y por la alianza China-Rusia en el conflicto de Ucrania.
Seguridad total y vigilancia al milímetro
Pekín amaneció con calles cerradas, vigilancia en cada esquina y estrictos controles de seguridad.
Voluntarios con brazaletes rojos y mensajes oficiales instaban a los ciudadanos a ver el desfile desde casa.
“Evite lugares concurridos para reducir el riesgo de aglomeraciones”, decía uno de los comunicados oficiales.
