Chihuahua.– En una decisión que ha provocado una ola de indignación en el norte del país, el Gobierno de México anunció la apertura de la Presa Luis L. León (El Granero) para entregar agua a Estados Unidos, como parte del cumplimiento del Tratado de Aguas de 1944. Esta medida se toma en el peor momento posible: con las presas de Chihuahua al 18.6% de su capacidad total en promedio, según datos oficiales de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) al 16 de abril de 2025.
Más de 500 millones de metros cúbicos serían extraídos del estado para cumplirle a Washington, una decisión que muchos consideran una sumisión ante las presiones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Las presas están prácticamente vacías
La situación es alarmante. La Subdirección Técnica de Hidrometría y Climatología de CONAGUA publicó el siguiente panorama hídrico en el estado:
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La Boquilla: 14.76%
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Francisco I. Madero (Las Vírgenes): 11.69%
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Luis L. León (El Granero): 59.18% (y aún así será parcialmente vaciada)
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Abraham González (Papigochi): 16.88%
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Las Lajas: 25.26%
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El Tintero: 9.71%
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Chihuahua: 11.22%
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El Rejón: 38.74%
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San Gabriel: 23.65%
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Pico del Águila: 21.14%
En conjunto, las 10 principales presas apenas almacenan 757 millones de m³ de agua, un 18.6% del total, frente a más de 3,100 millones almacenados en 2023. El colapso hídrico es evidente.
Un crimen hídrico disfrazado de diplomacia
Pese al discurso federal de que “no se comprometerá el abasto humano ni agrícola”, la realidad es otra: ya hay racionamientos en zonas rurales y restricciones en el campo, donde productores han tenido que reducir sus cultivos por falta de agua.
“El agua que nos quieren quitar hoy no la vamos a recuperar mañana. Esto es un crimen contra el estado disfrazado de diplomacia internacional”, denunció un agricultor de Delicias.
Chihuahua no puede seguir pagando las deudas hídricas de México con Estados Unidos mientras su gente, su campo y su futuro quedan en riesgo. Vaciar El Granero es condenar al estado a un verano seco, sin garantías, sin respaldo y sin justicia.
Lo que hoy se plantea es simple y brutal: dejar a Chihuahua seco para que Estados Unidos no se moleste.
