Hay proyectos que nacen con el propósito de interiorizar cada uno de sus recovecos, maximizar el disfrute desde un espacio acogedor y experimentar cada una de sus funcionalidades, en tanto que otros nos impulsan a contemplar la magnificencia de la naturaleza en su estado álgido. De hecho, mucho ha tenido que ver este último concepto con el nacimiento de La Invernada, una cabaña creada por el estudio Guillermo Acuña Arquitectos Asociados en Chile.
La casa fue concebida como un objeto que no pertenece al lugar, puede desaparecer en cualquier momento, eso nos habla de una condición transitoria de ocupación en el bosque. La Invernada no debía ser un objeto permanente, debía tener la condición de impermanencia, al igual que los árboles que la rodean”, cuentan desde Guillermo Acuña Arquitectos Asociados a Traveler.es.
Situada en una reserva privada de 600 hectáreas de bosque nativo Valdiviano en la zona de Curicó –en el centro del país latinoamericano–, este proyecto liderado por el estudio de arquitectura chileno se orienta hacia las orillas del río Los Morongos, mientras que la majestuosidad del bosque se alza por detrás de la construcción.
El concepto de la permanencia efímera y las transparencias inspiran la personalidad de La Invernada, una cabaña con paredes de policarbonato que reflejan la sombra de los árboles en su estructura durante el día, permitiendo de ese modo obtener unas vistas magistrales del bosque, y a la vez funciona como una lámpara japonesa que se encarga de iluminar de manera fulgurante el interior al caer el ocaso.
«La serie de capas para diferentes usos y de diferentes materialidades responden a la luz del día y a la luz interior en la noche, de manera de que la casa se encuentra constantemente cambiando su aspecto en relación a las condiciones del bosque», subrayan desde el estudio.
La educación experimental y liberal con respecto a la arquitectura, pero también muy vinculada al oficio de la construcción, el escalímetro y el dibujo a mano que recibió Guillermo Acuña en Chile en los años ochenta ha sido de gran influencia para erigir una estructura de 54 metros cuadrados que profundiza con lo vegetal como tema de trabajo para el diseño, aseverando los tres niveles de las partes del árbol: raíz, tronco y follaje en altura.
Así pues, no es de extrañar que el proyecto en cuestión cumpla con atributos plásticos de esa naturaleza mediante la luz (fotosíntesis), tela (hojas) y madera (árboles), en una pendiente orientada hacia el río que permite perderse en la idiosincrasia del bosque mientras que la capa textil exterior tiñe la luz de un tono dorado intenso, precisamente el color de las hojas de los robles en los meses otoñales.
Además de haberse utilizado madera de bosques sustentables y certificados, la cabaña instalada en Chile, que se ha construido en tan solo veinte días, se ha mecanizado a través de un sistema de CNC que asegura que no existan desechos previos. Por otra parte, el método de montaje y la concepción del proyecto sobre pilotes es de carácter reversible y no intrusivo en este terreno de conservación.
Como en un ápice de nostalgia, La Invernada constituye un refugio en uno de los últimos bosques fríos en la zona central de Chile. Aunque de momento no está destinada al turismo, puesto que este pop up se traduce únicamente en el propósito del momento y en el arte de la contemplación.
