Ha sido real. Los que estábamos viendo la gala de los Oscar en la madrugada del domingo no dábamos crédito. Cómo contarlo. Bueno, como ha sucedido. Chris Rock iba a presentar el premio al mejor documental y, como exmaestro de ceremonias, aprovechó los instantes previos para soltar un par de sus clásicos chistes tirando a fuertes. Primero bromeó con Javier Bardem sobre lo duro que sería que le dieran a él el Oscar y a Penélope no. Risas. Hasta ahí, todo en orden.
A continuación, se dirige a Will Smith y a su mujer, Jada Pinkett-Smith, también con amplias sonrisas. Y hace un comentario sobre el pelo de ella (la comparó con La teniente O’Neil de Demi Moore) ante el que Will Smith se ríe… Pero a Jada le cambia la cara por completo. La actriz ha comentado públicamente su problema de alopecia, y es obvio que le pareció un comentario ofensivo. Como puedes ver en el vídeo de abajo, el plano vuelve a Chris Rock, que parece que va a continuar con su speech, pero de pronto, y se ve claramente su gesto de sorpresa, dice que Will Smith se está acercando a él. Y pasa lo siguiente.
Chris Rock hizo una broma acerca de que Jada Pinkett-Smith debido a su calva. Ella ha hablado abiertamente sobre su condición de pérdida de cabello. Will Smith corrió al escenario, abofeteó a Rock y luego: «MANTÉN EL NOMBRE DE MI ESPOSA FUERA DE TU BOCA».pic.twitter.com/pRDPp7DtGQ
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Tremendo puñetazo. Es que suena, es que no puede ser actuado. Es una agresión brutal. El público no sabe qué pensar porque Will vuelve a su asiento medio sonriente, mientras Chris Rock suelta un «wow, Will Smith me ha cruzado la cara». Ya sentado, y a pleno pulmón, Will le grita desde el patio de butacas:
«¡Quita el nombre de mi mujer de tu puta boca!»
Los vídeos ya están censurados y no se escucha el sonido. Pero dijo lo que dijo. Golpeó como golpeó. «¿Esto estaba en el guion?». Es la pregunta que tronaba en la cabeza de todos los espectadores, también de los periodistas que cubríamos una gala que hasta ese momento no había contado con un momento realmente memorable, a excepción del discurso de Troy Kotsur en la lengua de los signos. Pero fue como fue, y el que era en ese instante el claro favorito a llevarse el Oscar a Mejor Actor debería haber sido expulsado inmediatamente de la gala. Pero todo continuó con una calma tensa, con el elefante en mitad de la sala.
Y cuando recogió el Oscar, que estaba cantado, fue aún peor: en su discurso justificó su agresión tirando de victimismo, como si él no fuera una superestrella de Hollywood y la víctima de su agresión, una persona de su raza con un recorrido tan exitoso como el suyo, y cruzó ideas como que Dios le había dado el mensaje de que tenía que proteger a su familia (patriarcado tóxico llamando a Will Smith) o que habían criticado a su personaje de Richard Williams porque era otro hombre que defendía a su familia. Delirante, manipulador y sin capacidad de autocrítica.
¿Pero cómo es posible que a Will Smith se le haya ido la mano, literalmente, de una manera tan extrema? Pese a su impecable camino a los Oscar, solo hay que leer su reciente autobiografía, en la que cuenta por ejemplo cómo ha sido su relación con la ayahuasca, para comprender que su salud mental atraviesa un momento delicado. Ahí narra su complicadísima relación con su padre, el infierno conyugal que ha pasado con Jada, todo salpicado de la extraña confesión que hicieron sobre cómo funcionaban como pareja abierta… Incluso su defensa a ultranza de Richard, el padre de las hermanas Williams, borrando los clarooscuros tan conocidos por todos.
